¡35 años después me subí a una moto!

pitol1Era un niño que deseaba que llegarán los Santos Reyes, no pedía nada en especial pero ellos sabían que quería y me traían una bicicleta rodada 28, era feliz con ella ayudaba a mis padres a hacer mandados y a cargar cosas de un lugar a otro me encantaba que me enviarán a recoger cartones de cerveza vacíos a las casas de los clientes de mis padres, le colocaba hasta 7 cartones, los amarraba muy bien y echaba mi delgado cuerpo hacia adelante del manubrio para que no “respingara la bici” pues el peso era demasiado, así recorría los sábados y los domingos las calles empedradas de mi pueblo Amatlán de los Reyes, Veracruz, iba de un barrio a otro, por ejemplo de Quimiapa (con un señor que le decían la tuza) a La Colonia (con otro señor que era Eustolio, el panadero) y a veces más lejos allá por el Pozorrón (que era un lugar bello pues era una poza donde se podía nadar, había aguas cristalinas y una bella cascada) así trabajando disfrute esa bicicleta como nada en el mundo. Me acuerdo que tenía un compañero, el Güillo le decíamos, con el un día cada quién en sendas bicicletas hicimos un recorrido de Amatlán, Peñuela, Potrero, Cuitlahuac y nos seguimos por la carretera libre y llegamos hasta un lugar que se llama La Tinaja, ya era tarde cuando veníamos de regreso al pueblo y lo hicimos a toda velocidad porque no teníamos buenas luces, bueno mi bicicleta si ya que le había puesto un dinamo grande y un foco de eso padres que hacen ver a la bici como algo más que una simple bici; al llegar a casa me pusieron una mega regañiza pues ya era noche y había salido muy temprano, pues hoy sé que habíamos recorrido ida y vuelta como 160 km ¡ah qué tiempos aquellos! Sin embargo debo decir que los Santos Reyes habían tomado esa bicicleta de mi tío Serafín y la arreglaron bonito y me la trajeron a mí. Mientras que a mi tío le trajeron una … ¡motocicleta carabela 125 cc blanca! Que también la ocupaba para cosas del quehacer diario pero también para salir con los cuates y disfrutarla, a mí me llevo en dos ocasiones de copiloto y disfrute mucho esos dos pequeños recorridos y me prometió que me iba a enseñar a manejarla, así ´pasaron los meses y bueno nunca se pudo aprender a manejarla ya que desgraciadamente mi tío se fue a estrellar en un árbol y la moto se deshizo, a él no le paso gran cosa; y yo ya no heredé esa moto, y alguna vez intente decirle a mi padre que si me compraba una pero ni loco cada vez que llegaba el periódico el Mundo de Córdoba, Veracruz si traía una noticia de un motociclista accidentado, me decía, ¡mira, te vayas a matar! y bueno fui creciendo entre a la prepa y seguí mis estudios en el D.F. me case muy joven y tuve que entrarle al sostén de mi familia y a seguir en la escuela, pasaron los años y un día que fui a dar un curso en Querétaro y yo iba en el autobús del lado de la ventanilla, vi pasar a un grupo de motociclistas y no sé qué magia sucedió que vi mi rostro reflejado en el cristal de la ventana del autobús y ya no estaba ese rostro joven, alegre, vacilador ahora se veía un rostro maduro lleno de líneas de expresión definidas por las duras pruebas que la vida le había puesto como reto para ver de que estaba hecho; sin embargo en mi interior estaba ese chaval y lo sigue estando. Así fue que tome la decisión de no despedirme de este mundo sin antes aprender a andar en una motocicleta y urdí un plan para aprender a manejar, comprarla, equiparla y equiparme y lo mejor de todo ¡Salir a rodar por donde sea!

Ahora son miles los kilómetros que he recorrido por ciudades, valles, montañas, he cruzado varios estados del país y hasta he salido fuera del territorio nacional, disfrutando como ese chaval de antaño pero con 35 años de experiencia en la vida para hacerlo lo mejor que se pueda, aunque en esto de la seguridad no hay nada escrito que sea la solución a cualquier infortunio. Hoy además de haber recorrido muchos kilómetros también he encontrado a muchos amigos y compañeros de donde voy. ¿De qué tamaño es mi moto? Muchos se habrán de preguntar, para aquellos que no me conocen solo quiero decirles que es una Suzuki GN125H ¿Qué porqué no tengo una más grande? Bueno pues por falta de recursos pero debo admitir esta moto y yo hemos hecho cosas juntos tan padres que no me imagino vendiéndola pues sería como entregar parte de mi historia.

La historia no acaba cada que puedo salgo a rodar unos cuantos cientos de kilómetros aunque todos los días llueva, truene o relampaguee o haya neblina calor o frío no me bajo de la moto, pues todos los días va conmigo a la oficina y regresamos de noche. Es emocionante planear un viaje con meses de anticipación, tantas cosas por considerar y tantas que suceden al hacer el viaje. Cuando recibo los saludos de la gente que va en sus automóviles o cuando llego a un poblado y convivo con esa gente o cuando voy a ver a mi familia en la moto y todos me regañan y me dicen “¡estás bien loco carnal!” o cuando mi madre me dice “¡loco cuídate ya no eres un chamaco”! y vienen a mi mente tantas cosas que me hacen feliz y vivo la vida que quiero, la que puedo y la que me hace diferente a mí mismo años atrás.
Estimado amigos lectores de este bello blog, espero que estas pocas líneas hayan sido de su agrado, espero ir publicando poco a poco relatos cortos de mis viajes y otros tips sobre el cuidado de la unidad y las precauciones que debemos considerar al rodar ya sea de día o de noche, bajo el sol abrazante o el frío congelante, o la neblina y la lluvia o brisa. Por lo pronto reciban un cordial saludo de su amigo el Prof. Pitol